Cuando en estos días debatimos sobre el posible convenio que firmarían el Intendente Arroyo y el CEAMSE, no sólo discutimos sobre costos, plazos, operatorias, contrataciones directas, etc., lo que también está en discusión una vez más es la autonomía de nuestro Municipio, de nuestra ciudad.
Al principio parecían colaboraciones, buenas ideas, buenas intenciones, también parecía que eran ayudas pedidas por el Intendente para aprovechar las experiencias de otros gobiernos de la Argentina, pero a poco de que el gobierno local iniciara su gestión, lo que se comenzó a ver fueron rasgos de debilidad, que otros aprovecharon y aprovechan para avanzar.
Primero fue la incorporación de Toti Flores al gabinete municipal para ocupar un cargo de relevancia como lo es la Secretaría de Desarrollo Productivo, experiencia que todos sabemos que terminó en un estrepitoso fracaso ya que el “primer enviado del Rey” no estaba en la ciudad y no hizo nada de lo esperado y prometido que era su experiencia en el conurbano bonaerense.
El segundo episodio fue la primera vez que se escuchó en Mar del Plata la palabra “Interventor”, en donde el enviado real que venía a coordinar el gabinete, a traer la modernidad a la gestión de Arroyo, a generar un estrecho vínculo entre la ciudad de Buenos Aires y Mar del Plata (dada su cercanía con Horacio Rodríguez Larreta) era Agustín Cinto. El “no proceso” duró seis meses y renunció a su lugar en el gabinete con las excusas formales del caso.
Un tercer intento, mientras todavía estaba Cinto en funciones, fue la aparición en escena de la ONG porteña RIL (Red de Innovación Local), quienes a través de un sistema de tablero de control prometían mejorar el rendimiento de nuestro Estado municipal, ordenar las prioridades y que el Intendente pudiera administrar mejor el Municipio. Las “enviadas” que coordinaban la ONG duraron un par de meses y la idea se desvaneció.
Pareciera que la necesidad de la injerencia externa en Mar del Plata aún no estaba agotada, ya que en el verano del 2017, tuvimos al “cuarto enviado del Rey”, un ex intendente que en su rol de Ministro, pasaba sus días en la ciudad dialogando con todos los sectores para “ayudar” al gobierno de Arroyo a resolver los problemas de gestión que lo acuciaban. Este Ministro era Joaquín De la Torre, quien en su rol de “hombre de confianza” de la Gobernadora Vidal intentaba fortalecer la gestión local. Pasó el verano y pasó De la Torre.
Pero como una de las áreas con más problemas es la cartera económica no tardó en aparecer la versión que dice que como recibimos mucha ayuda financiera de la provincia de Buenos Aires, esa área debía estar comandada por alguien del equipo del Ministro de Economía Lacunza, y entonces, ¿saben que sucedió? Apareció el “quinto enviado” y tuvimos nuevo Secretario de Economía y Hacienda, Hernán Mourelle. El nuevo mesías político comenzó la gestión sin pelos en la lengua, yendo contra todos y lo que parecía que podía ser una solución a la falta de rumbo económico de la ciudad terminó siendo más de lo mismo: ignorancia sobre los problemas reales de la ciudad y falta de conocimiento de nuestra realidad. Estamos en los primeros días de marzo y no solo no están aprobadas las ordenanzas del presupuesto, fiscal, impositiva y complementaria, sino que ni siquiera están en el Concejo Deliberante porque fueron retiradas para “revisarlas”. ¿Vendrá, acaso, un nuevo “enviado del Rey” a determinar nuestro presupuesto municipal?
Antes del verano, llegó Massimo Macchiavello, “sexto enviado” de esta ya trágica saga de la gestión de un Cambiemos local que no sólo se contradice y no hace, sino que además perjudica a la ciudad. Asumió al frente de la Secretaría de Desarrollo Productivo y más allá de sus buenas intenciones, preocupa que en un área tan crucial esté al mando alguien ajeno a nuestra cotidianidad.
No bombardeen Mar del Plata. Dejen de enviar mesías a resolver problemas que el mismo intendente de su fuerza política genera. Ya vinieron seis funcionarios a “ayudar” a Arroyo, ¿No es hora de que piensen en marplatenses? Con una ciudad como esta, con muchísimas fuerzas políticas, con cinco universidades, con amplios sectores productivos y económicos, con grandes artistas… tenemos que seguir siendo testigos de cómo políticos extranjeros vienen a probar suerte? ¿No se merece Mar del Plata un proyecto de ciudad con identidad local fuerte? ¿Con autonomía y desarrollo?
La responsabilidad de todo esto no es sólo del Intendente sino también de todos aquellos dirigentes oficialistas que además de no denunciar cada una de estas intervenciones, las celebran. También es responsabilidad de aquellos concejales que acompañaron la adhesión a la Ley de Responsabilidad Fiscal, que disminuye la autonomía del Municipio constituyendo al Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires en un organismo de control cuando no lo es y creyendo que una forma de mejorar la administración es ceder soberanía y condicionar las decisiones del Intendente.
Hoy nos encontramos una vez más frente a otro intento de intervención, ahora ya directamente la Provincia de Buenos Aires nos indica cuál es el camino para resolver la prestación de un servicio municipal, nos “sugieren” la contratación del CEAMSE como la salida al conflicto de la basura, como “la mejor forma” de resolver este problema de gestión. Pero ojo, no nos lo ofrecen ni gratis ni barato, sino al doble del valor que se estaba pagando, eso sí, tenemos que ceder en ese organismo el control de todo lo que allí suceda, qué ingresa, cuánto ingresa, cuándo ingresa, dónde se deposita, y para colmo de males tal vez terminemos subcontratando a la misma empresa que está actualmente pero por el doble del dinero.
Nos siguen pegando abajo.