En la semana de la mujer han pasado muchas cosas en nuestra ciudad, pero en lo personal quiero destacar que el martes 8 de marzo tuve la posibilidad de mantener un encuentro informal con Vicky Montenegro, a poco más de un año del doloroso episodio que la pusiera en la escena pública.El martes pudimos compartir unos mates con ella y su hermana junto a otros miembros de mi equipo, y en una charla descontracturada festejar la vida después de aquel 7 de enero de 2015, cuando fue brutalmente golpeada por su ex pareja y ex empleado del Emvial, Cristian Pilotti.Por los aspectos formales nos conocimos en aquel entonces, cuando siendo Presidente del Emvial aparté de su cargo a Pilotti y acompañé la denuncia de Vicky, con avances que evitaron que ella siga sufriendo episodios de violencia de género y fuera inspirador de un reclamo nacional pocos meses después con la marcha #NiUnaMenos.Nos encontramos este martes con otra Vicky; con una joven leona que se siente más fuerte que nunca. Pudo terminar su carrera como maestra jardinera, volvió a tener contacto con sus amigos, sale a pasear, disfrutar de su familia sin miedos y sin mirar para todos lados sintiéndose perseguida. Y nos contó con sorpresa que muchas chicas de distintas partes del país se comunicaron con ella a través de Facebook al escuchar su caso, y muchas tuvieron el valor de cortar para siempre con una situación de violencia de género a partir de su ejemplo: “Hay una chica que estaba embarazada y su novio la golpeaba en la panza. Cuando escuchó en los medios lo que me pasó a mi pudo cortar con su pareja y tuvo la beba a la que le puso Milagros Victoria: Milagros porque logró nacer y Victoria porque, por mi caso, pudo poner un punto final. Hasta me pidió que fuera la madrina!”, nos contó una Vicky descontracturada, enérgica y muy alegre.“Yo estaba presa y él no”, fue una de sus frases más fuertes, y fue la determinación de no ser presa del miedo lo que la llevó a poner un punto final.Elegimos en la figura de Vicky Montenegro para recordar este día, la posibilidad de reinivindicar la fortaleza de todas las mujeres para animarse a transitar las situaciones más adversas de la vida y así y todo lograr salir adelante. El presente de Vicky nos enseña que se puede y que el valor es uno de los grandes atributos que destacamos de las mujeres en su día. Al valor le sumamos el compromiso, porque al despedirnos de nuestro encuentro ella se puso a disposición para trabajar y acompañar a todas aquellas chicas que, como ella, no encontraron el espacio de ser escuchadas, de poder denunciar alguna situación de violencia y que, quizás, escuchando su historia piensen que otra vida es posible